Tres tareas pendientes
Olga Feliú consejera del colegio de abogados
- T+
- T-
Olga Feliú
Ha llegado carta. Los obispos nos iluminan con tres intenciones, para creyentes y no creyentes, en este tiempo navideño.
A partir de las preguntas ¿qué significa celebrar hoy Navidad en Chile? y ¿qué realidades de nuestra sociedad pueden ser particularmente iluminadas con el nacimiento de Jesús y con su propuesta de vida nueva?, nos plantean tres desafíos.
El primero, cuidar la niñez. “Así como Jesús nació en un pesebre en Belén, viviendo la fragilidad propia de un recién nacido en esas condiciones, así también nosotros hemos conocido en los últimos meses la realidad de muchos niños y niñas de nuestro país vulnerados en sus derechos y en situaciones de riesgo apremiantes” dice la carta episcopal. La crítica situación del Sename no es ajena a nadie. La infancia chilena en situación de riesgo se encuentra desamparada. Los esfuerzos por mejorarla no han servido. Urge apoyar a las familias para que nuestros niños crezcan alegres y sanos. Y se deben destinar más recursos y ayuda a aquellos que, sin culpa alguna, han terminado en hogares del Sename.
Lo segundo se refiere a los inmigrantes. El conocido vals de Chito Faró “Si vas para Chile” dice en su estribillo “y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”. Jesús lo fue. Una de las obras de misericordia es reconocerlo en quien deja su patria y emigra a otro país. Acogerlo. No nos puede resultar indiferente su situación, sus anhelos y sus sueños. Urge hacerles un espacio digno, corregir la ley vigente e integrarlos de forma segura. Ganamos todos.
Por último, y recordando a Jesús que estuvo preso, los obispos nos invitan a ser misericordiosos con los presos enfermos o ancianos. “Para nadie es desconocido el sufrimiento que se experimenta cuando se vive privado de libertad en una cárcel. Sin embargo, hay situaciones especiales en las que se nos abren espacios para que como sociedad demos signos de humanidad y podamos crecer en clemencia y misericordia”, dice la carta. Y se nos pregunta “¿no será el momento en que como país busquemos los mecanismos jurídicos para que personas con estas dificultades, siguiendo criterios objetivos, puedan continuar cumpliendo en sus casas, junto a sus seres queridos, la condena recibida?”. El amor es concreto, no simples buenas intenciones. Nadie dice que perdonar es fácil. No se puede forzar. Incluso a muchos los violenta interiormente. Se comprende. Requiere una buena cuota de valentía y entrañas de misericordia. Hoy más que nunca, es necesario el don del misterio de Navidad.